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Detectan de forma indirecta los neutrinos creados instantes después de la gran explosión.

  • dmendicini
  • 30 dic 2015
  • 1 Min. de lectura

ENTRE LOS AÑOS 2009 Y 2013, el satélite Planck, de la ESA, midió con un detalle sin precedentes las propiedades del fondo cósmico de microondas. CORTESÍA DE LA AGENCIA ESPACIAL EUROPEA.

La luz más antigua del universo lleva 13.800 millones de años recorriéndolo: emprendió su viaje 380.000 años después de la gran explosión, cuando el cosmos apenas tenía el 0,003 por ciento de su edad actual. Conocida como fondo cósmico de microondas (CMB, por sus siglas en inglés), esta radiación es un coto de caza muy frecuentado por quienes investigan la infancia del universo. Sin embargo, no dice apenas nada de lo que sucedió durante los primeros cientos de miles de años. Ahora, un grupo de físicos de la Universidad de California en Davis cree haber avistado lo que hay detrás de esa luz, al obtener indicios de los neutrinos que fueron emitidos cuando el universo solo contaba un segundo de vida.

Los neutrinos son partículas elementales sin carga eléctrica y con muy poca masa. Dado que apenas interaccionan con la materia, pueden atravesar sin problemas casi cualquier barrera física. Sin embargo, en el caso de los neutrinos primigenios emitidos justo después de la gran explosión, sus ocasionales interacciones con los fotones del CMB habrían alterado ligeramente la temperatura de esta radiación. Ese efecto es el que creen haber detectado los investigadores tras analizar con detalle los datos del fondo de microondas obtenidos por el satélite Planck, de la ESA. Los resultados aparecieron publicados hace unos meses en Physical Review Letters.

Leer mas en: I. y C.

 
 
 

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